martes, 15 de marzo de 2011

El juancho: ayer, hoy y posiblemente mañana

Por: Miguel García Angelo
En septiembre del 2010, durante el Encuentro Nacional de Ex – Alumnos del Colegio Jesuita Juan XXIII, desarrollado en Cocaraya-Cochabamba, Gustavo Medinaceli (Guta) preparó varios materiales audiovisuales como un gesto de agradecimiento al Gran Jesuita Alfonso Pedrajas (más conocido como Pica) y su aporte a una obra educativa única y revolucionaria en el país como lo fue el Juancho, donde también mostró un reportaje que dividía la historia del colegio en tres etapas: la de los superdotados, que empezaría desde la creación del propio colegio hasta los ochenta, luego la de los supercomprometidos, que empezaría en los ochenta hasta los noventa, y finalmente la tercera etapa considerada como los superfragmentados, iniciada a finales de los noventa hasta la actualidad.
Es posible que muchos no estén de acuerdo con esta descripción y división de la historia del Colegio, sin embargo, se puede advertir que lo común entre las tres generaciones que quedó, queda y quedará es la concepción y práctica del ser, saber y actuar Juancho. El SER Juancho significa lo que muchas veces Basiana, Pica, Vicu y Edgar decían: el Juancho es Juancho en cuanto es Juancho, es lo que nos hace ser lo que somos, es lo que somos ante el resto, es nuestra espiritualidad reflejada en el servicio a los demás, en el compromiso por un país menos pobre y menos injusto, empero cómo se concretiza ese ser, precisamente ahí, viene ese SABER ser Juancho, una persona intelectualmente distinto a otro, capaz de entender las ciencias exactas y naturales con sutil perfección, es ese Juancho académicamente sobresaliente, pero además crítico ante ese conocimiento cartesiano incompleto en su comprensión del mundo, y, ¿qué significa el HACER Juancho?, el hacer Juancho es la cotidianidad de hacer lo correcto, de hacer pensando en el bienestar del otro, en la felicidad del otro antes que el de uno mismo, ese hacer es la vida misma donde nos entregamos al todo por nuestras familias, porque nuestras fuentes laborales sean diferentes y mejores que otros y porque nuestras interacciones sociales son aprendizajes permanentes de significaciones y re-significaciones por esa Pequeña Nueva Bolivia (Penubol).
Esa concepción y práctica del Hombre Juancho (entiéndase hombre de manera genérica), ha significado para los ex–alumnos el rumbo de su vida, la búsqueda permanente de ese hombre nuevo del que alguna vez el Che hablaba en sus discursos revolucionarios, ese hombre sediento de justicia con el Espinal vivía y reflejó en sus oraciones a quemarropa, ese hombre de paz por el que Gandhi murió, ese hombre libre por el que Luther King jamás se rendiría, ese hombre solidario por el que la Madre de Calcuta es Santa, ese hombre hijo de la gran gaia tal como Boff lo gritaba al mundo, en fin, ese Hombre Juancho es todo eso y un poco más.
Si cada uno analiza su vida, va viendo que algunos tenemos más del Che que de la Madre Teresa, otros más de Boff que de Gandhi, o simplemente menos de Luther King y más de Espinal; en el fondo, cada uno de estos grandes hombres y mujeres aman y dieron su vida por la humanidad. Muchos pensadores dirían que estos hombres no son más que seres políticos por naturaleza, y por ahí va la reflexión que me impulsó a escribir esto que me hace decir simplemente gracias a todos los Juanchos y Juanchas por existir en este momento histórico. Gracias por confiar en el propio Juancho (varón y mujer), de manera incondicional en ese hombre de servicio social, intelectualmente distinto al otro, complejo y único, perfecto e imperfecto al mismo tiempo, soñador y exigente consigo mismo y con los demás, y por sobre toda las cosas disciplinado cuando se traza objetivos y proyectos de vida hasta lograrlos.
Muchos recordarán la experiencia de La Paz, allá por finales de los ochenta y principios de los noventa, contada por muchos con alegría, motivación y algunos con nostalgia cuando Vicente Mendoza (el Gran Vix) soñaba con ese Juancho exitoso en la universidad y en su fuente laboral, solidario a la hora de servir a sus compañeros, alegre, franco y honesto a la hora de compartir unos tragos; Vix me decía, los Juanchos hacen la diferencia en este país. En ese grupo estuvieron Juan Carlos Rocha, Francisco el “Pancho” Sosa, Iván el “Negro” Arias, Alfredo Lupe, Douglas Velásquez, había uno que le decían “El Veneno” que no recuerda su nombre exacto la persona que me facilitó esta lista, Moisés del Carpio, Jaime Choque y muchos otros más.
Posteriormente, viví con mucha satisfacción la experiencia Juancha en Charagua-Santa Cruz, allí por el 93 y 94, donde se observaba el trabajo en equipo, el servicio a los demás de alta intensidad con indígenas guaraníes, el también compartir una parrillada los fines de semana o finalmente ser el centro de atención de la gente que vivía en Charagua y Camiri, ya que sus principales instituciones a la cabeza de CIPCA transformaban la realidad de una forma extraordinaria. Recuerdo gratamente a Ligia Rodríguez y su siempre fiel compañero Rolo de la Promoción Brasil 85 éste último en el Centro Guaraní Arakuarenda, Omar Quiroga (el famoso Masaco), Rolo Vargas, el Gran Churi mayor y el infaltable Henry Tito, todos trabajando en el CIPCA oriental; además del querido y siempre recordado profesor de Colegio Fernando Guzmán, que durante esos años trabajaba en CIPCA Camiri.
Después, ingresé a estudiar la Carrera de Comunicación en la Universidad Católica de Cochabamba, gracias al apoyo y confianza incondicional de otro Gran Juancho, mi hermano René García. Ahí, en la católica me encontré con Gustavo Pinto, quien en ese entonces era docente y cuando platicábamos recuerdo que siempre se quejaba diciendo: A estos (refiriéndose a mis compañeros de curso) qué les enseñarían en sus colegios, ni hacer un resumen de texto pueden. También ahí me encontré con Toshie Miyazono, descendiente del Gran Nijon, con quien estudiamos la carrera de comunicación y siempre mostraba solidaridad con el resto de compañeros, ofrecía su departamento para los cumpleaños y estudios, además de ser muy destacada y diferente a los demás.
Ya empezando el ejercicio profesional, allá por el 98 y 99, empecé a visitar los sábados el Colegio para jugar fútbol, ubicada en Villa Granado o lo que muchos recordamos como La Comuna; ahí conocí al Gran Cacho (Gonzalo Alfaro), Pedro Choque (el Pechito), Mario Ance (el matemático por excelencia), Félix Arce (el Gato mayor que andaba siempre filosofando), Félix Cuba y muchos otros más que venían esporádicamente como Jaime Choque, Max y Wilber Murillo, Rolando Campos, Marco Bermudez, las promociones de Palestina y Guatemala, Alex Guarachi, Sandro Peña, Johnny Vaca, Pedro Vaca, Armando Sejas, Antonio Aquino, Gustavo Plata, Gualberto Chuquimia y muchos otros. Fruto de estos encuentros deportivos y sus debates posteriores en algunas chicherías cercanas al Colegio, Cacho tuvo el tino de ver las cosas más allá del deporte y empezó a organizar un equipo de trabajo político interesante diciendo: El Juancho es el llamado a transformar este país, es el que debe dar respuestas estructurales a Bolivia, por eso, debemos estar cerca de los líderes políticos que hoy manejan el país para que, llegado el momento, el Juancho asuma su rol histórico.
Gracias a la confianza de Cacho por ese Juancho, se conformó un grupo donde participaron Félix Arce, Mario Ance (con una experiencia Municipal desde la época de Zamir Makaren), Grover Condori (estuvo una breve temporada), Félix Cuba, Johnny Meneces, Wilfredo Sardinas, Seliert Villarroel, Grover Arce (el gato menor), Isaac Maldonado (el Saxa intermedio, quien también ya tenía experiencia municipal) y Edgar Callejas. Hoy en día, la mayoría de estos Juanchos siguen trabajando en el Municipio de Cochabamba aportando sus conocimientos y experiencias.
Por otro lado, nunca perdí contacto con otros Juanchos que están trabajando para que este país y el mundo sea diferente; uno de ellos es José Luis Villazante (Promoción Perú 89), quien inicialmente trabajó en la ABC (Administradora Boliviana de Carreteras) y hoy en Vías Bolivia para el Gobierno Central. Las veces que tenemos la oportunidad de conversar, él me dice: Hermano, necesito más Juanchos para trabajar en este tema de caminos, el trabajo en La Paz es jodido, pero sé que el Juancho está preparado para enfrentar estos retos y por ello debemos hacer equipo entre ex–alumnos, decía. En este trabajo de transformaciones, Villazante armó un equipo valioso como Nela Benavides, Rolando Gutiérrez, Jaime Romero, Rolando Zubieta, Eliana Ferrufino, Wilber Murillo, Angélica Cortez, Antonio Aquino, Macedonio Aranibar, Oscar Pérez y Rodrigo Cortéz.
Finalmente hoy, la última experiencia que me toca vivir es la comunidad de Juanchos en Cochabamba, quienes estamos en proceso de construcción de la Asociación Nacional de Ex–Alumnos del Colegio Jesuita Juan XXIII, en donde por un hecho injusto en contra de Francisco Villanueva (el Gran Kiko) fue la chispa final que impulsó a conformar este equipo donde participan grandes hombres y mujeres como Víctor Rioja, Edgar Dávalos, Gustavo Medinaceli (el Guta), Silver Mamani, Gonzalo Alfaro (Cacho), Eliana Cojtiri, Luis Alvarez, Carmen de Villanueva, Oscar Tórrez y otros que nunca nos dejan solos como Rolando Bernal, Iver Cortez, Ayda de Cortez, Carlos Villamil (Vicu), Elizabeth Vargas, Grisel y Lucy Moya, Gualberto Chuquimia, Seliert Villarroel y otros. La firmeza en revertir una injusticia y la voluntad de unir a la familia Juancha en todo el país, son las metas que esta comunidad se ha propuesto lograr durante esta gestión.
Estoy seguro que este tipo de experiencias Juanchas se dieron muchos en el pasado, se dan hoy en día y se darán muchos más en un futuro, empero lamentablemente no se tiene información o sistematización alguna. De aquí para adelante, sería pertinente que alguien se anime a escribir. Por ejemplo, el de Santa Cruz, donde están Henry Tito, Guido Mercado, Roberto Pacheco, Fidias de Mora, Sara Guzmán, Nelly Cabral, Mercedes Hurtado, Akira Montero, Adela Colque, Niki y otros más; en Potosí, al lado de Joaquino está Hugo Menchaca; en Tarija, Mayerly Sejas y Miguel Angel; en El Alto, al Gran Fanor Nava junto a varios Juanchos, en Pando al siempre recordado abogado Julio Urapotina y así muchos en todo el país, incluso fuera de nuestras fronteras como en Estados Unidos donde están Armando Morales, Sandro Peña, Alex Guarachi o en España como Daniel Chávez, Griseldo Copa, Waldo Torrez, María Oblitas y otros. O también, los hermanos mayores que en algún momento pensaron en una Comunidad Juancha como lo es el CEADES Bolivia, donde estuvieron Nelson Ferrufino, Gustavo Soto, Faustino Torrico (Fox), Choco Chávez y otros. Finalmente, conocemos la experiencia de la Floresta y La Colonia en Cochabamba, en donde participaron Max Murillo, Javier Rodríguez (Pato) y otros y Francisco Villanueva (Kiko) y su compañera Carmen.
Como pueden ver, la Comunidad Juancha está en todas partes, cada uno intentando ser, a su modo de comprender y practicar, ese Hombre Nuevo que Bolivia y el Mundo necesita, ese ser, saber y hacer Juancho. Algunos con mayor incidencia que otros, sea en el campo profesional, político, científico u social, otros en silencio aportando a esa construcción de la Nueva Bolivia. Lo importante es que ese espíritu Juancho siga vivo a lo largo de las actuales y futuras generaciones.
La pregunta es: ¿será suficiente lo que hasta ahora hemos hecho como Juanchos?, yo pienso que NO, ¿y ustedes…?